La aportación de valor a la sociedad y el retorno positivo para la compañía desde un compromiso ético, así como la capacidad de transformar la organización o la transversalidad de su actividad son las principales motivaciones que esgrimen los responsables de RSE de las empresas españolas a la hora de desarrollar sus funciones, según se desprende del I Estudio de la Función de Responsabilidad Social de la Empresa Española presentado hoy en la sede de Garrigues por la Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social (DIRSE) en colaboración de G-advisory y la Cátedra de Ética Económica y Empresarial de la Universidad Pontificia Comillas (ICAI- ICADE).
Entre las principales conclusiones del documento destacan lo variadas y no siempre fáciles que resulta sus funciones debido a la falta de madurez de este perfil profesional, y pese a que parece claro que generan valor a la organización. Parte de ese valor pasa por su constante relación con el resto de departamentos de la empresa o por la aportación de innovación en la gestión del negocio.Asimismo, su actividad genera un rico y positivo networking tanto a nivel interno como externo, aunque adolece de un escaso peso en la toma de decisiones estratégicas en la compañía, a pesar de reconocerse su visión integral y global. Esa visión le hace contar con un interesante equilibrio a la hora de abogar por la necesidad de una ética adecuada sin descuidar el pragmatismo del negocio.Los resultados del documento se han basado en una encuesta on line a casi 600 representantes de diferentes entidades empresariales y varias sesiones de focus group en las que participaron una decena de Dirse de empresas líderes en España.